/ jueves 20 de septiembre de 2018

Año uno: mucho ruido y pocos avances

Hoy hace un año, la gran mayoría de las personas vivíamos momentos de temor, solidaridad, sentido de urgencia y reflexión. En este espacio escribía con preocupación sobre la posibilidad de que las autoridades desaprovecharan la oportunidad histórica de incorporar una visión prospectiva para guiar el proceso de reconstrucción que incorporara tres dimensiones fundamentales: la sustentabilidad, la seguridad y la resilencia e inclusividad.


En Morelos teníamos la oportunidad para comenzar a construir ciudades futuras con el propósito de transformar nuestra realidad y resolver de tajo varios problemas urbanos que se han desbordado por la falta de diseño y planeación.


Además, existía el riesgo de que las lógicas institucionales redujeran la reconstrucción a un simple programa de obras y que el modelo tradicional de coordinación gubernamental nos llevara a ninguna parte.


Desafortunadamente todas mis preocupaciones se cumplieron.


El gobierno, en sus tres niveles, hizo las obras que pudo con los recursos que tuvo a su alcance y como creyó más conveniente a partir de sus propias capacidades.La coordinación sirvió principalmente para deslindar responsabilidades de actuación, aspectos presupuestales y para evitar ciertas duplicidades en los apoyos que de manera limitada se han ofrecido. La entrega de paquetes de materiales y de casas de interés social está desprovista de un encuadre de ciudad, bajo nuevas reglas para prevenir desastres sísmicos.


A la autoridad sólo le importó el corto plazo: contratar y construir lo más rápido posible. Si bien es cierto que se avanza, la información disponible en las páginas de internet del gobierno del estado es escueta y en muchos rubros inexistente. No hay un balance general y mucho menos la idea de un informe especial que pudiera dar cuenta del quehacer institucional a doce meses del sismo desde un enfoque de los derechos humanos.


En días pasados en la zona cero se inundaron varias colonias de Jojutla, lo que muestra la vulnerabilidad en la que se encuentran las ciudades ante otros factores, naturales o no, pero que terminan por causar afectaciones y pérdidas de todo tipo en los lugares donde se construyen obras.Nuevamente, vamos de contingencia en contingencia.


El Congreso del Estado ha estado ausente y carente de toda intencionalidad en el proceso de reconstrucción. A los diputados salientes no les interesó proponer cambios legales en materia de construcciones ni vigilar o revisar cuentas;aprobar un decreto de presupuesto sin discusión en el que se hacen algunas menciones a la reconstrucción no tiene ningún mérito si consideramos que fue la propuesta enviada por el ejecutivo.


A los actuales diputados tampoco parece importarles el tema, ya que no consideraron necesario llamar a comparecer a los responsables del organismo denominado Unidos por Morelos, a pesar de todas las circunstancias y señalamientos que se han hecho públicos.


Por lo que hace a los municipios, en muchos casos la estrategia de reconstrucción ha consistido en seguir adelante como sea les posible. Tristemente, a un año de los acontecimientos del 19S, los daños multimillonarios y las pérdidas humanas no fueron suficientes para transformar las prácticas institucionales.


Queda en la ciudadanía no perder la memoria y convertirnos en sujetos de nuestra propia historia con la participación permanente en la reconstrucción del Estado.



Twitter / Facebook: @CzarArenas

Hoy hace un año, la gran mayoría de las personas vivíamos momentos de temor, solidaridad, sentido de urgencia y reflexión. En este espacio escribía con preocupación sobre la posibilidad de que las autoridades desaprovecharan la oportunidad histórica de incorporar una visión prospectiva para guiar el proceso de reconstrucción que incorporara tres dimensiones fundamentales: la sustentabilidad, la seguridad y la resilencia e inclusividad.


En Morelos teníamos la oportunidad para comenzar a construir ciudades futuras con el propósito de transformar nuestra realidad y resolver de tajo varios problemas urbanos que se han desbordado por la falta de diseño y planeación.


Además, existía el riesgo de que las lógicas institucionales redujeran la reconstrucción a un simple programa de obras y que el modelo tradicional de coordinación gubernamental nos llevara a ninguna parte.


Desafortunadamente todas mis preocupaciones se cumplieron.


El gobierno, en sus tres niveles, hizo las obras que pudo con los recursos que tuvo a su alcance y como creyó más conveniente a partir de sus propias capacidades.La coordinación sirvió principalmente para deslindar responsabilidades de actuación, aspectos presupuestales y para evitar ciertas duplicidades en los apoyos que de manera limitada se han ofrecido. La entrega de paquetes de materiales y de casas de interés social está desprovista de un encuadre de ciudad, bajo nuevas reglas para prevenir desastres sísmicos.


A la autoridad sólo le importó el corto plazo: contratar y construir lo más rápido posible. Si bien es cierto que se avanza, la información disponible en las páginas de internet del gobierno del estado es escueta y en muchos rubros inexistente. No hay un balance general y mucho menos la idea de un informe especial que pudiera dar cuenta del quehacer institucional a doce meses del sismo desde un enfoque de los derechos humanos.


En días pasados en la zona cero se inundaron varias colonias de Jojutla, lo que muestra la vulnerabilidad en la que se encuentran las ciudades ante otros factores, naturales o no, pero que terminan por causar afectaciones y pérdidas de todo tipo en los lugares donde se construyen obras.Nuevamente, vamos de contingencia en contingencia.


El Congreso del Estado ha estado ausente y carente de toda intencionalidad en el proceso de reconstrucción. A los diputados salientes no les interesó proponer cambios legales en materia de construcciones ni vigilar o revisar cuentas;aprobar un decreto de presupuesto sin discusión en el que se hacen algunas menciones a la reconstrucción no tiene ningún mérito si consideramos que fue la propuesta enviada por el ejecutivo.


A los actuales diputados tampoco parece importarles el tema, ya que no consideraron necesario llamar a comparecer a los responsables del organismo denominado Unidos por Morelos, a pesar de todas las circunstancias y señalamientos que se han hecho públicos.


Por lo que hace a los municipios, en muchos casos la estrategia de reconstrucción ha consistido en seguir adelante como sea les posible. Tristemente, a un año de los acontecimientos del 19S, los daños multimillonarios y las pérdidas humanas no fueron suficientes para transformar las prácticas institucionales.


Queda en la ciudadanía no perder la memoria y convertirnos en sujetos de nuestra propia historia con la participación permanente en la reconstrucción del Estado.



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