/ miércoles 3 de agosto de 2022

Derecho a la salud con transparencia, una cuenta pendiente

¿Tiene la transparencia en la salud una especial relevancia? ¿Podría la falta de transparencia tener consecuencias directas en la salud de las personas? Sin pensarlo mucho y sin titubeos, sí, la respuesta es sí.

La corrupción, es la enfermedad que más debilita al sistema de salud mexicano. Las disparidades sociales y económicas se agravan al permitir intereses personales, esto reduce la capacidad de respuesta y la eficacia de dichas políticas, que operan como el anticuerpo para la administración de la salud no solo en Morelos, sino en todo el país.

Sin duda, la corrupción limita el acceso justo y equitativo a los servicios públicos de los que más la necesitan. En los últimos años se han visto casos graves de malversación de recursos públicos. En Morelos como a nivel nacional, cada vez se está hablando más de transparencia y adquiriendo una relevancia mayor que si bien debe ser un tema de preocupación e interés por todos los ciudadanos, se convierte más en una obligación de quien o quienes tienen la responsabilidad de informar y trabajar por mejores condiciones y servicios en este rubro.

Al centro de la reestructuración del sistema de salud, tanto a nivel federal como estatal, debe existir una política de transparencia proactiva que permita seguir cada peso y centavo destinado a la salud, y que este vaya a la par de lo que día a día se vive en los hospitales. Es la transparencia lo que puede garantizar el derecho a la salud de las y los mexicanos. Es mediante el derecho de acceso a la información que se abren las posibilidades de exigir la garantía del derecho a la salud, uno de los más preciados por las personas porque de él depende en gran parte la vida.

Lamentablemente, en Morelos la rendición de cuentas ha ido con retraso. El acicate para que la transparencia adquiera el relieve que ahora tiene han sido los episodios de corrupción de las últimas administraciones, pero que con mayor énfasis, se presentan en la actual gobernanza, y es que la falta de insumos, medicamentos, equipamiento e infraestructura ha dejado mucho que desear.

Es por ello, que como parte del esfuerzo que realizamos para la promoción del ejercicio de acceso a la información en nuestro estado, las y los morelenses debemos alzar la voz desde cualquier escenario para destacar la importancia de la transparencia como un factor fundamental para impulsar la rendición de cuentas, el combate a la corrupción y el restablecimiento de la confianza ciudadana en sus autoridades.

En este sentido, resulta imprescindible que desde la sociedad impulsemos la transparencia para el desarrollo de políticas públicas que incorporen el interés y las necesidades específicas de las y los ciudadanos en el diseño de las estrategias para garantizar el acceso a la salud, no solo por la notoria falta de medicamentos o especialistas en las unidades médicas, sino por las lamentables condiciones de infraestructura y equipamiento con las que estos espacios de atención cuentan, poniendo en riesgo así, la integridad de quienes hacen uso de estas.

Recientemente, como representante ciudadana y presidenta de la Comisión de Salud presté mi voz ante esta grave problemática que hoy se vive en nuestro Estado, ¡Ya basta! Basta de dimes y diretes, basta de querer tapar el sol con un dedo. Merecemos la verdad y estamos trabajando para llegar al momento, donde nuestro gobierno nos permita conocer en qué y cómo se destinó el presupuesto asignado a este rubro. Que por cierto, asciende a los 2 mil millones de pesos.

Morelos tiene derecho a conocer la información sobre las verificaciones de sus hospitales, busca y exige nosocomios que estén a la par de los recursos con los que cuentan y pide a sus autoridades garantizar a la población en general el cumplimiento del derecho a la protección de la salud, y dar respuesta a los requisitos mínimos de infraestructura y equipamiento. Padecemos de un gobierno sin avances, qué transita en la opacidad, propicia rupturas y tiene importantes cuentas por saldar.

Por todo esto, es fundamental que autoridades y ciudadanos asumamos la tarea de incidir activamente en el fortalecimiento de la transparencia como un factor fundamental de nuestra vida diaria; pero también como una herramienta útil para apoyar el desarrollo de países que, como México, se esfuerzan día a día por avanzar con paso firme dentro de la senda del desarrollo y la consolidación democrática.

Lean bien, la información sistemática y estructurada, permite se utilicen indicadores válidos, sensibles, específicos y compartidos, lo que representa una suma importancia para la gestión de los sistemas de salud, que nos permite hacer frente a los nuevos retos sociales que surgen continuamente. También es crítica para la planificación sanitaria y la implantación de un sistema de salud basado en la sostenibilidad y la mejora de la efectividad, la eficiencia, la equidad y la calidad asistencial.

Todas estas acciones requieren ser fortalecidas por la transparencia. No nos vamos a callar, debe existir una política proactiva que permita seguir cada peso y centavo destinado a la salud.

Aquí sigo, no me he ido, con más fuerza y un objetivo muy claro; decir adiós a esas malas prácticas en la política.


¿Tiene la transparencia en la salud una especial relevancia? ¿Podría la falta de transparencia tener consecuencias directas en la salud de las personas? Sin pensarlo mucho y sin titubeos, sí, la respuesta es sí.

La corrupción, es la enfermedad que más debilita al sistema de salud mexicano. Las disparidades sociales y económicas se agravan al permitir intereses personales, esto reduce la capacidad de respuesta y la eficacia de dichas políticas, que operan como el anticuerpo para la administración de la salud no solo en Morelos, sino en todo el país.

Sin duda, la corrupción limita el acceso justo y equitativo a los servicios públicos de los que más la necesitan. En los últimos años se han visto casos graves de malversación de recursos públicos. En Morelos como a nivel nacional, cada vez se está hablando más de transparencia y adquiriendo una relevancia mayor que si bien debe ser un tema de preocupación e interés por todos los ciudadanos, se convierte más en una obligación de quien o quienes tienen la responsabilidad de informar y trabajar por mejores condiciones y servicios en este rubro.

Al centro de la reestructuración del sistema de salud, tanto a nivel federal como estatal, debe existir una política de transparencia proactiva que permita seguir cada peso y centavo destinado a la salud, y que este vaya a la par de lo que día a día se vive en los hospitales. Es la transparencia lo que puede garantizar el derecho a la salud de las y los mexicanos. Es mediante el derecho de acceso a la información que se abren las posibilidades de exigir la garantía del derecho a la salud, uno de los más preciados por las personas porque de él depende en gran parte la vida.

Lamentablemente, en Morelos la rendición de cuentas ha ido con retraso. El acicate para que la transparencia adquiera el relieve que ahora tiene han sido los episodios de corrupción de las últimas administraciones, pero que con mayor énfasis, se presentan en la actual gobernanza, y es que la falta de insumos, medicamentos, equipamiento e infraestructura ha dejado mucho que desear.

Es por ello, que como parte del esfuerzo que realizamos para la promoción del ejercicio de acceso a la información en nuestro estado, las y los morelenses debemos alzar la voz desde cualquier escenario para destacar la importancia de la transparencia como un factor fundamental para impulsar la rendición de cuentas, el combate a la corrupción y el restablecimiento de la confianza ciudadana en sus autoridades.

En este sentido, resulta imprescindible que desde la sociedad impulsemos la transparencia para el desarrollo de políticas públicas que incorporen el interés y las necesidades específicas de las y los ciudadanos en el diseño de las estrategias para garantizar el acceso a la salud, no solo por la notoria falta de medicamentos o especialistas en las unidades médicas, sino por las lamentables condiciones de infraestructura y equipamiento con las que estos espacios de atención cuentan, poniendo en riesgo así, la integridad de quienes hacen uso de estas.

Recientemente, como representante ciudadana y presidenta de la Comisión de Salud presté mi voz ante esta grave problemática que hoy se vive en nuestro Estado, ¡Ya basta! Basta de dimes y diretes, basta de querer tapar el sol con un dedo. Merecemos la verdad y estamos trabajando para llegar al momento, donde nuestro gobierno nos permita conocer en qué y cómo se destinó el presupuesto asignado a este rubro. Que por cierto, asciende a los 2 mil millones de pesos.

Morelos tiene derecho a conocer la información sobre las verificaciones de sus hospitales, busca y exige nosocomios que estén a la par de los recursos con los que cuentan y pide a sus autoridades garantizar a la población en general el cumplimiento del derecho a la protección de la salud, y dar respuesta a los requisitos mínimos de infraestructura y equipamiento. Padecemos de un gobierno sin avances, qué transita en la opacidad, propicia rupturas y tiene importantes cuentas por saldar.

Por todo esto, es fundamental que autoridades y ciudadanos asumamos la tarea de incidir activamente en el fortalecimiento de la transparencia como un factor fundamental de nuestra vida diaria; pero también como una herramienta útil para apoyar el desarrollo de países que, como México, se esfuerzan día a día por avanzar con paso firme dentro de la senda del desarrollo y la consolidación democrática.

Lean bien, la información sistemática y estructurada, permite se utilicen indicadores válidos, sensibles, específicos y compartidos, lo que representa una suma importancia para la gestión de los sistemas de salud, que nos permite hacer frente a los nuevos retos sociales que surgen continuamente. También es crítica para la planificación sanitaria y la implantación de un sistema de salud basado en la sostenibilidad y la mejora de la efectividad, la eficiencia, la equidad y la calidad asistencial.

Todas estas acciones requieren ser fortalecidas por la transparencia. No nos vamos a callar, debe existir una política proactiva que permita seguir cada peso y centavo destinado a la salud.

Aquí sigo, no me he ido, con más fuerza y un objetivo muy claro; decir adiós a esas malas prácticas en la política.