/ jueves 4 de noviembre de 2021

Altos niveles de contaminación del Apatlaco limitan procesos naturales de autodepuración

La cuenca del Río Apatlaco es sin duda una de las más contaminadas, no sólo del estado si no de México; la gran cantidad de descargas de aguas residuales y los contenidos químicos y demás sustancias que son vertidas en su cauce han acabado con la posibilidad de su autodepuración natural.

La autodepuración de las aguas es un conjunto de fenómenos físicos, químicos y biológicos, que tienen lugar en el curso del agua de modo natural y que provocan la destrucción de materias extrañas incorporadas al flujo.

Éstas son, principalmente, bacterias aerobias, que consumen materia orgánica con ayuda del oxígeno disuelto en el agua. Además, hay que añadir las plantas acuáticas, que asimilan algunos componentes en forma de nutrientes, así como mediante otros procesos fotoquímicos.

La capacidad de auto regeneración de un río dependerá de los siguientes tres aspectos: el caudal, que permitirá diluir el vertido y facilitar su posterior degradación, la turbulencia del agua, que aportará oxígeno diluido al medio, favoreciendo la actividad microbiana y, la naturaleza y tamaño del vertido que se haya producido a lo largo de su curso.

En los mecanismos naturales de autodepuración de un río se distinguen cuatro zonas según su contaminación y fase de depuración.

Zona de degradación próxima al vertido; desaparecen las formas de vida más delicadas; algunos peces y algas, y aparecen otras más resistentes. El aspecto del agua es sucio, disminuye el contenido en oxígeno y aumenta la DQO. Comienza la degradación por parte de la flora microbiana.

En la zona de descomposición activa aparecen aguas sucias, ennegrecidas, con espumas, y malolientes. Existe una descomposición anaerobia que provoca un desprendimiento de gases.

La tercera zona es la de recuperación. Reaparecen los vegetales y el agua se clarifica. Todo ello debido a la presencia de oxígeno disuelto o procedente de la actividad fotosintética de los vegetales, que ayuda a degradar los compuestos contaminantes.

Por último, la zona de aguas limpias, donde se dan las características físico-químicas y la presencia de animales y vegetales acorde con la naturaleza del cauce.

A pesar de contar con el inestimable recurso de la auto regeneración de las aguas, en los grandes caudales de agua, el rio Apatlaco no cuenta con las condiciones para llevar a cabo este proceso natural, pues los asentamientos humanos reducen drásticamente las zonas de recuperación e incrementan las zonas de descargas.

Por ello es indispensable contar con la instalación de una completa infraestructura depuradora, para poder evitar con ella la contaminación irremediable de los cauces.

La cuenca del Río Apatlaco es sin duda una de las más contaminadas, no sólo del estado si no de México; la gran cantidad de descargas de aguas residuales y los contenidos químicos y demás sustancias que son vertidas en su cauce han acabado con la posibilidad de su autodepuración natural.

La autodepuración de las aguas es un conjunto de fenómenos físicos, químicos y biológicos, que tienen lugar en el curso del agua de modo natural y que provocan la destrucción de materias extrañas incorporadas al flujo.

Éstas son, principalmente, bacterias aerobias, que consumen materia orgánica con ayuda del oxígeno disuelto en el agua. Además, hay que añadir las plantas acuáticas, que asimilan algunos componentes en forma de nutrientes, así como mediante otros procesos fotoquímicos.

La capacidad de auto regeneración de un río dependerá de los siguientes tres aspectos: el caudal, que permitirá diluir el vertido y facilitar su posterior degradación, la turbulencia del agua, que aportará oxígeno diluido al medio, favoreciendo la actividad microbiana y, la naturaleza y tamaño del vertido que se haya producido a lo largo de su curso.

En los mecanismos naturales de autodepuración de un río se distinguen cuatro zonas según su contaminación y fase de depuración.

Zona de degradación próxima al vertido; desaparecen las formas de vida más delicadas; algunos peces y algas, y aparecen otras más resistentes. El aspecto del agua es sucio, disminuye el contenido en oxígeno y aumenta la DQO. Comienza la degradación por parte de la flora microbiana.

En la zona de descomposición activa aparecen aguas sucias, ennegrecidas, con espumas, y malolientes. Existe una descomposición anaerobia que provoca un desprendimiento de gases.

La tercera zona es la de recuperación. Reaparecen los vegetales y el agua se clarifica. Todo ello debido a la presencia de oxígeno disuelto o procedente de la actividad fotosintética de los vegetales, que ayuda a degradar los compuestos contaminantes.

Por último, la zona de aguas limpias, donde se dan las características físico-químicas y la presencia de animales y vegetales acorde con la naturaleza del cauce.

A pesar de contar con el inestimable recurso de la auto regeneración de las aguas, en los grandes caudales de agua, el rio Apatlaco no cuenta con las condiciones para llevar a cabo este proceso natural, pues los asentamientos humanos reducen drásticamente las zonas de recuperación e incrementan las zonas de descargas.

Por ello es indispensable contar con la instalación de una completa infraestructura depuradora, para poder evitar con ella la contaminación irremediable de los cauces.