/ jueves 3 de enero de 2019

Ajuste social desde el presupuesto

Si pudiéramos englobar la forma como suele darse la aprobación de los presupuestos de egresos, sin importar si es federal o local, encontraríamos en todos los casos que se trata de procesos caracterizados por tener una mezcla de tensión legislativa, presión política y un buen toque de simulación.

La tensión legislativa se produce con las decenas de puntos de acuerdo, reuniones en comisiones y los interminables cabildeos del Congreso. Por su parte, el gobierno, los partidos, los actores sociales y empresariales aportan la presión política para convencer o imponer asignaciones presupuestales para sus distritos, estados, dependencias o proyectos prioritarios. Y finalmente, la simulación ocurre en innumerables casos cuando la división de poderes se difumina y el Congreso cede a las indicaciones del ejecutivo, sin importar el trabajo legislativo inmerso.

El primer presupuesto de la Cuarta Transformación no fue la excepción y luego de una típica aprobación mayoritaria, el pasado 28 de diciembre fue publicado en el DOF. En términos sociales quisiera destacar un par de aspectos, ya que influyen en las decisiones que pueda tomar el Congreso de Morelos al aprobar el presupuesto local.

Como primer ajuste, está el mandato del artículo 11 transitorio en el que se establece que los lineamientos del Fondo de Aportaciones para la Infraestructura Social deberán cambiar para que los estados y municipios puedan usar hasta un sesenta por ciento de los recursos en acciones de carácter complementario.

Desde el 2014, las reformas en la Ley de Coordinación Fiscal rediseñaron la forma de aplicar el FAIS al establecer criterios y porcentajes específicos para que la mayor parte de los recursos se destinaran a proyectos de infraestructura con impacto directo en los indicadores de pobreza multidimensional. Sin duda, esta nueva disposición beneficiará a las capitales de los estados y las cabeceras municipales, ya que tendrán mayores recursos para realizar obras de urbanización, pavimentación, puentes, obras de reconstrucción o carreteras.

En algunos casos, debido al tamaño de la población y las necesidades de infraestructura de estas zonas los Lineamientos vigentes limitaban la posibilidad de incidir con obras ya que establecían un máximo de treinta por ciento para proyectos de incidencia complementaria. Esta modificación pude ser una oportunidad, pero no se debería olvidar que durante muchos años los recursos del FAIS se gastaban en camionetas o proyectos sin beneficio social.

Otro ajuste importante en lo social es que el presupuesto definió los programas principales del nuevo gobierno: Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores; Pensión para el Bienestar de las Personas con Discapacidad Permanente; Sembrando Vida; Programa de Fomento a la Economía Social; Programa 3 x 1 para Migrantes; PROSPERA Programa de Inclusión Social; y Programa de estancias infantiles para apoyar a madres trabajadoras. Además de considerar para su continuidad el Fondo Nacional de Fomento a las Artesanías (FONART) y el Seguro de vida para jefas de familia.

Como ya había sido anunciado, el artículo noveno transitorio establece que los recursos del Programa Presupuestario S072 “PROSPERA: Programa de Inclusión Social”, se entenderán como parte del programa que lo sustituya y deberán modificar los objetivos, metas e indicadores. Por otra parte, no se encuentran ya en el Presupuesto programas como el de Atención a Jornaleros Agrícolas, Empleo Temporal, el PDZP o inclusive el Fondo de Apoyo al Migrante.

Con un nuevo Presupuesto federal, el Congreso de Morelos está obligado a discutir los criterios y establecer los objetivos sociales para el presupuesto local; de lo contrario, habrá dificultades para atender sectores de la población y proyectos que se realizaban con los programas que han desaparecido de la federación.

Si pudiéramos englobar la forma como suele darse la aprobación de los presupuestos de egresos, sin importar si es federal o local, encontraríamos en todos los casos que se trata de procesos caracterizados por tener una mezcla de tensión legislativa, presión política y un buen toque de simulación.

La tensión legislativa se produce con las decenas de puntos de acuerdo, reuniones en comisiones y los interminables cabildeos del Congreso. Por su parte, el gobierno, los partidos, los actores sociales y empresariales aportan la presión política para convencer o imponer asignaciones presupuestales para sus distritos, estados, dependencias o proyectos prioritarios. Y finalmente, la simulación ocurre en innumerables casos cuando la división de poderes se difumina y el Congreso cede a las indicaciones del ejecutivo, sin importar el trabajo legislativo inmerso.

El primer presupuesto de la Cuarta Transformación no fue la excepción y luego de una típica aprobación mayoritaria, el pasado 28 de diciembre fue publicado en el DOF. En términos sociales quisiera destacar un par de aspectos, ya que influyen en las decisiones que pueda tomar el Congreso de Morelos al aprobar el presupuesto local.

Como primer ajuste, está el mandato del artículo 11 transitorio en el que se establece que los lineamientos del Fondo de Aportaciones para la Infraestructura Social deberán cambiar para que los estados y municipios puedan usar hasta un sesenta por ciento de los recursos en acciones de carácter complementario.

Desde el 2014, las reformas en la Ley de Coordinación Fiscal rediseñaron la forma de aplicar el FAIS al establecer criterios y porcentajes específicos para que la mayor parte de los recursos se destinaran a proyectos de infraestructura con impacto directo en los indicadores de pobreza multidimensional. Sin duda, esta nueva disposición beneficiará a las capitales de los estados y las cabeceras municipales, ya que tendrán mayores recursos para realizar obras de urbanización, pavimentación, puentes, obras de reconstrucción o carreteras.

En algunos casos, debido al tamaño de la población y las necesidades de infraestructura de estas zonas los Lineamientos vigentes limitaban la posibilidad de incidir con obras ya que establecían un máximo de treinta por ciento para proyectos de incidencia complementaria. Esta modificación pude ser una oportunidad, pero no se debería olvidar que durante muchos años los recursos del FAIS se gastaban en camionetas o proyectos sin beneficio social.

Otro ajuste importante en lo social es que el presupuesto definió los programas principales del nuevo gobierno: Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores; Pensión para el Bienestar de las Personas con Discapacidad Permanente; Sembrando Vida; Programa de Fomento a la Economía Social; Programa 3 x 1 para Migrantes; PROSPERA Programa de Inclusión Social; y Programa de estancias infantiles para apoyar a madres trabajadoras. Además de considerar para su continuidad el Fondo Nacional de Fomento a las Artesanías (FONART) y el Seguro de vida para jefas de familia.

Como ya había sido anunciado, el artículo noveno transitorio establece que los recursos del Programa Presupuestario S072 “PROSPERA: Programa de Inclusión Social”, se entenderán como parte del programa que lo sustituya y deberán modificar los objetivos, metas e indicadores. Por otra parte, no se encuentran ya en el Presupuesto programas como el de Atención a Jornaleros Agrícolas, Empleo Temporal, el PDZP o inclusive el Fondo de Apoyo al Migrante.

Con un nuevo Presupuesto federal, el Congreso de Morelos está obligado a discutir los criterios y establecer los objetivos sociales para el presupuesto local; de lo contrario, habrá dificultades para atender sectores de la población y proyectos que se realizaban con los programas que han desaparecido de la federación.

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