/ miércoles 24 de noviembre de 2021

Ah, pues qué consuelo

Aún huele a pólvora en la zona sur del estado y el gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco Bravo, avisa que la violencia está controlada, que no hay motivo de preocupación, “no vamos a permitir más delincuencia en el estado… vamos a traer la paz… está la Guardia Nacional, está la Marina...y agradecerle también al gobierno federal porque siempre que lo necesitamos, siempre está el apoyo”. Y remata diciendo que la ola de violencia ni se va a recrudecer ni se va a extender a todo el estado, pues la seguridad “está garantizada”.

El gobernador refiere a los enfrentamientos de un grupo criminal contra elementos de seguridad en el sur de Morelos por la supuesta pretensión de los maleantes de operar en el estado; hechos que un día antes el secretario de Gobierno, Pablo Ojeda, había atribuido a la presencia de una presunta líder criminal en el penal de Michapa que de alguna forma habría generado la violencia en la zona. Siguiendo los dichos de Ojeda, era algo que ya se había previsto en la Guardia Nacional y la Comisión Estatal de Seguridad Pública, y qué bueno que bi queda sino imaginar lo que podría ocurrir si los tomaran desprevenidos.

Y sí, la violencia entre grupos criminales es otro componente de la inseguridad en el estado, pero no lo es todo. Los delitos del fuero común siguen azotando a Morelos quizá sin la parafernalia que envuelve al crimen organizado pero con un efecto de similar atemorización.

Los morelenses desearían que las declaraciones del gobernador sean ciertas respecto a las rondas de balazos en la zona sur del estado, pero también que se mejorara la protección a los habitantes del estado en toda la entidad, porque igual se muere la gente en Cuernavaca, Yautepec y Cuautla que en otros municipios. Es atemorizante pensar en maleantes armados en cualquier parte del estado, y para muestra baste el aumento de colonias que han decidido encerrarse tras enrejados o portones para cerrar el acceso a quienes roban sus casas, sus autos, o de plano les dan un tiro. Si son o no variables de la delincuencia organizada, el efecto es el mismo, la pérdida de las pertenencias, la integridad física o la vida, en manos de maleantes frente a una autoridad de seguridad y una clase política que se mantienen en el pasmo, repitiendo las mismas fórmulas de hace dos o tres años. “No vamos a pactar con la delincuencia”, “vamos a traer la paz”, son frases que hemos escuchado hasta el cansancio “de tanto decirlo ya me duele la cabeza”, confiesa el gobernador. Y el problema es que debe seguir diciéndolo porque la gente no se siente, ni está -según las cifras- más segura; porque no ha porque faltan policías, porque no le dan suficiente presupuesto, porque los alcaldes no colaboran, o por todos los factores que el Comisionado Estatal de Seguridad Pública, José Ortiz Guarneros, ha informado también en reiteradas ocasiones, pero que a tres años de gobierno siguen siendo exactamente los mismos problemas que no han sido respondidos con el cambio más elemental y urgente que es el de la estrategia de seguridad. Porque a lo mejor la propuesta por el gobierno estatal sirve para otras realidades, en la de Morelos con todas las particularidades del estado, no ha funcionado.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

Aún huele a pólvora en la zona sur del estado y el gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco Bravo, avisa que la violencia está controlada, que no hay motivo de preocupación, “no vamos a permitir más delincuencia en el estado… vamos a traer la paz… está la Guardia Nacional, está la Marina...y agradecerle también al gobierno federal porque siempre que lo necesitamos, siempre está el apoyo”. Y remata diciendo que la ola de violencia ni se va a recrudecer ni se va a extender a todo el estado, pues la seguridad “está garantizada”.

El gobernador refiere a los enfrentamientos de un grupo criminal contra elementos de seguridad en el sur de Morelos por la supuesta pretensión de los maleantes de operar en el estado; hechos que un día antes el secretario de Gobierno, Pablo Ojeda, había atribuido a la presencia de una presunta líder criminal en el penal de Michapa que de alguna forma habría generado la violencia en la zona. Siguiendo los dichos de Ojeda, era algo que ya se había previsto en la Guardia Nacional y la Comisión Estatal de Seguridad Pública, y qué bueno que bi queda sino imaginar lo que podría ocurrir si los tomaran desprevenidos.

Y sí, la violencia entre grupos criminales es otro componente de la inseguridad en el estado, pero no lo es todo. Los delitos del fuero común siguen azotando a Morelos quizá sin la parafernalia que envuelve al crimen organizado pero con un efecto de similar atemorización.

Los morelenses desearían que las declaraciones del gobernador sean ciertas respecto a las rondas de balazos en la zona sur del estado, pero también que se mejorara la protección a los habitantes del estado en toda la entidad, porque igual se muere la gente en Cuernavaca, Yautepec y Cuautla que en otros municipios. Es atemorizante pensar en maleantes armados en cualquier parte del estado, y para muestra baste el aumento de colonias que han decidido encerrarse tras enrejados o portones para cerrar el acceso a quienes roban sus casas, sus autos, o de plano les dan un tiro. Si son o no variables de la delincuencia organizada, el efecto es el mismo, la pérdida de las pertenencias, la integridad física o la vida, en manos de maleantes frente a una autoridad de seguridad y una clase política que se mantienen en el pasmo, repitiendo las mismas fórmulas de hace dos o tres años. “No vamos a pactar con la delincuencia”, “vamos a traer la paz”, son frases que hemos escuchado hasta el cansancio “de tanto decirlo ya me duele la cabeza”, confiesa el gobernador. Y el problema es que debe seguir diciéndolo porque la gente no se siente, ni está -según las cifras- más segura; porque no ha porque faltan policías, porque no le dan suficiente presupuesto, porque los alcaldes no colaboran, o por todos los factores que el Comisionado Estatal de Seguridad Pública, José Ortiz Guarneros, ha informado también en reiteradas ocasiones, pero que a tres años de gobierno siguen siendo exactamente los mismos problemas que no han sido respondidos con el cambio más elemental y urgente que es el de la estrategia de seguridad. Porque a lo mejor la propuesta por el gobierno estatal sirve para otras realidades, en la de Morelos con todas las particularidades del estado, no ha funcionado.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx