/ miércoles 17 de noviembre de 2021

Aguas con los influencer

Si uno piensa en influencers en la política, el referente obligado es Mariana Rodríguez, quien es mucho más que la esposa del gobernador de Nuevo León, Samuel García. Se trata de una de estas figuras públicas que han construido algún grado de fama a través de las redes sociales y que han aprovechado esa posición para construir empresas e impulsar carreras políticas entre audiencias que adquieren información básicamente por medio de Twitter, Facebook, YouTube, Instagram y a últimas fechas hasta Tik Tok.

A sus 26 años, Mariana ha construido un discurso que a la vieja comunicación política puede parecerle banal pero que le ha generado resultados al grado de que esa nueva forma de comunicación a través de mensajes cortos fundados en acciones prácticas y fáciles a la vista, parece convertirse poco a poco en una escuela que podría marcar el ejercicio político del futuro. Los números la avalan: más de 638 mil seguidores en Facebook, 28 mil 300 en Twitter, y 2.1 millones en Instagram, y los resultados electorales de Nuevo León que colocaron a su esposo en la gubernatura después de haber arrancado en un lejano tercer lugar (y que muchos atribuyen a la fama de Mariana más que a la habilidad política de Samuel), parecen ser, para muchos, suficiente evidencia de que la estrategia, muy probablemente no planeada, funciona bien.

Y pudiera ser preocupante para la realpolitik, que requiere de mucho más que acciones sencillas, porque el éxito bastante empírico de Mariana (desde el incidente de los tenis fosfo fosfo, los seguidores de su cuenta en Instagram aumentaron en 800 mil) se reproduce. En Morelos el fenómeno comunicacional equiparable es el de la diputada Andrea Gordillo. A sus 26 años (la misma edad de Mariana), Andy tiene más de tres mil seguidores en Facebook, casi 2 mil 500 en Twitter, y supera los 3 mil también en Instagram; números modestos comparados con los de Mariana, pero en un estado pequeño como Morelos, resultan nada despreciables.

La estructura de los mensajes de Gordillo es similar a la de Rodríguez, ellas haciendo cosas aparentemente pequeñas pero de beneficio social en las que son ellas las protagonistas. Acaso Andrea ha mantenido menos visible su vida personal, aunque también ha publicado imágenes y mensajes para su novio. En todo caso, Andrea se ha mantenido alejada de los “escándalos” o las gracejadas que volvieron aún más famosa a Mariana, pero fuera de ello, no es notoria alguna diferencia mayor entre los contenidos que ambas publican.

Sería difícil decir si la campaña por tierra o el apoyo de las redes sociales exclusivamente construyeron el triunfo de Andrea Gordillo. No hay forma de medirlo porque, en todo caso, Mariana hizo lo mismo y también vio ganar a su “fórmula”. Lo que parece definitivo es que ambas presentaron estrategias ganadoras (en el caso de Andrea le ganó a una diputada de Morena que tenía más estructura electoral que ella); es decir, la estrategia podría permanecer por mucho tiempo, especialmente porque la política tradicional no ha generado alternativas de comunicación para enfrentarla; pero tampoco ha sabido producir los resultados, si se quiere mínimos pero evidentes que han generado las dos influencers en comento.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

Si uno piensa en influencers en la política, el referente obligado es Mariana Rodríguez, quien es mucho más que la esposa del gobernador de Nuevo León, Samuel García. Se trata de una de estas figuras públicas que han construido algún grado de fama a través de las redes sociales y que han aprovechado esa posición para construir empresas e impulsar carreras políticas entre audiencias que adquieren información básicamente por medio de Twitter, Facebook, YouTube, Instagram y a últimas fechas hasta Tik Tok.

A sus 26 años, Mariana ha construido un discurso que a la vieja comunicación política puede parecerle banal pero que le ha generado resultados al grado de que esa nueva forma de comunicación a través de mensajes cortos fundados en acciones prácticas y fáciles a la vista, parece convertirse poco a poco en una escuela que podría marcar el ejercicio político del futuro. Los números la avalan: más de 638 mil seguidores en Facebook, 28 mil 300 en Twitter, y 2.1 millones en Instagram, y los resultados electorales de Nuevo León que colocaron a su esposo en la gubernatura después de haber arrancado en un lejano tercer lugar (y que muchos atribuyen a la fama de Mariana más que a la habilidad política de Samuel), parecen ser, para muchos, suficiente evidencia de que la estrategia, muy probablemente no planeada, funciona bien.

Y pudiera ser preocupante para la realpolitik, que requiere de mucho más que acciones sencillas, porque el éxito bastante empírico de Mariana (desde el incidente de los tenis fosfo fosfo, los seguidores de su cuenta en Instagram aumentaron en 800 mil) se reproduce. En Morelos el fenómeno comunicacional equiparable es el de la diputada Andrea Gordillo. A sus 26 años (la misma edad de Mariana), Andy tiene más de tres mil seguidores en Facebook, casi 2 mil 500 en Twitter, y supera los 3 mil también en Instagram; números modestos comparados con los de Mariana, pero en un estado pequeño como Morelos, resultan nada despreciables.

La estructura de los mensajes de Gordillo es similar a la de Rodríguez, ellas haciendo cosas aparentemente pequeñas pero de beneficio social en las que son ellas las protagonistas. Acaso Andrea ha mantenido menos visible su vida personal, aunque también ha publicado imágenes y mensajes para su novio. En todo caso, Andrea se ha mantenido alejada de los “escándalos” o las gracejadas que volvieron aún más famosa a Mariana, pero fuera de ello, no es notoria alguna diferencia mayor entre los contenidos que ambas publican.

Sería difícil decir si la campaña por tierra o el apoyo de las redes sociales exclusivamente construyeron el triunfo de Andrea Gordillo. No hay forma de medirlo porque, en todo caso, Mariana hizo lo mismo y también vio ganar a su “fórmula”. Lo que parece definitivo es que ambas presentaron estrategias ganadoras (en el caso de Andrea le ganó a una diputada de Morena que tenía más estructura electoral que ella); es decir, la estrategia podría permanecer por mucho tiempo, especialmente porque la política tradicional no ha generado alternativas de comunicación para enfrentarla; pero tampoco ha sabido producir los resultados, si se quiere mínimos pero evidentes que han generado las dos influencers en comento.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx