/ viernes 21 de septiembre de 2018

A un año del sismo

Hace unos días se cumplió un año de ese trágico evento que marcó para siempre la vida de muchos morelenses, el pasado 19 de septiembre conmemoramos el primer aniversario del sismo que tuvo epicentro en Axochiapan, Morelos, y que lamentablemente provocó el deceso de 74 personas en nuestro estado, una intensidad, una magnitud y unos efectos que nunca se habían visto en la entidad, más de 30 mil viviendas resultaron afectadas por este devastador sismo de 7.1 grados en escala Richter.

En lo que se refiere al sector hidráulico, 242 mil habitantes se quedaron sin agua, por lo menos durante algunas horas, y más de 5 mil 800 hectáreas se quedaron sin riego, algunas de las cuales no han recuperado su situación original. El sismo afectó también a al menos ocho manantiales del estado de Morelos, cuatro de ellos disminuyeron su caudal significativamente y por su importancia afectaron a la economía de la región, pues representan un ingreso importante en términos de atractivo turístico o agua para el riego.

Fueron 176 los reportes que se recibieron en el transcurso de aquel día, hubo al menos 17 líneas de conducción de agua potable afectadas; 39 pozos; 50 tanques de almacenamiento; 27 plantas de tratamiento; ocho presas; 20 canales y nueve bordos, por mencionar algunas de las afectaciones que provocó en la infraestructura hidráulica este devastador fenómeno.

El sismo puso al descubierto la fragilidad de la infraestructura hidráulica que se tenía o se tiene al día de hoy en el estado de Morelos, en los últimos meses se han ido cambiando, por nuevas y mejores alternativas, hoy las reglas de construcción cuentan con márgenes de mayor seguridad ante la presencia de fenómenos de esta naturaleza.

Sin embargo, esta infraestructura sigue siendo de los principales rezagos en esta materia, en Morelos se estima que las redes de agua potable y alcantarillado tienen en promedio 40 años de antigüedad, lo que las hace sumamente vulnerables año con año, cada vez más frágiles, más dañadas.

Los tanques de almacenamiento también tienen en promedio 30 años de vida, lo cual, dado que se construyeron bajo normas de construcción distintas, también los hace vulnerables a la presencia de un fenómeno de tal magnitud. A partir de este evento, los tanques también tendrán que ser construidos con nuevas normas que les permitan un mayor rango de seguridad para la población.

Las plantas de tratamiento también sufrieron afectaciones, muchas filtraciones tuvieron que ser reparadas dado que los muros se cuartearon a consecuencia del mismo evento; en el caso de las presas, principalmente dos de las más grandes del estado sufrieron daño por deslizamiento de la parte superior de sus cortinas, es necesario retirar todo el material de la corona y volverlo a colocar, trabajo que no se ha realizado por parte de la autoridad correspondiente.

Por si esto fuera poco, los efectos del sismo se complicaron por la presencia de la siempre intensa temporada de lluvias durante el mes de septiembre, en aquella ocasión las fuertes precipitaciones provocaron el desbordamiento del bordo “El marranero” y de la barranca que atraviesa la zona urbana del municipio de Tepalcingo, Morelos, un recorrido simple por esta barranca nos demostró que a lo largo de los años se han construido decenas de casas encima de la barranca, mismas que han provocado obstrucciones, y ha puesto en enorme riesgo a la población que vive ahí…

¿Cómo proteger a alguien que se ha puesto en riesgo por sí mismo? Muchos son los retos que se tienen en torno al tema de la seguridad hídrica y muchos son los retos que se tienen hacia el futuro en el tema de la construcción de la infraestructura hidráulica.

Ojala nuestras próximas autoridades tomen cartas en el asunto, por el bien de Morelos #aguaparatodos


Hace unos días se cumplió un año de ese trágico evento que marcó para siempre la vida de muchos morelenses, el pasado 19 de septiembre conmemoramos el primer aniversario del sismo que tuvo epicentro en Axochiapan, Morelos, y que lamentablemente provocó el deceso de 74 personas en nuestro estado, una intensidad, una magnitud y unos efectos que nunca se habían visto en la entidad, más de 30 mil viviendas resultaron afectadas por este devastador sismo de 7.1 grados en escala Richter.

En lo que se refiere al sector hidráulico, 242 mil habitantes se quedaron sin agua, por lo menos durante algunas horas, y más de 5 mil 800 hectáreas se quedaron sin riego, algunas de las cuales no han recuperado su situación original. El sismo afectó también a al menos ocho manantiales del estado de Morelos, cuatro de ellos disminuyeron su caudal significativamente y por su importancia afectaron a la economía de la región, pues representan un ingreso importante en términos de atractivo turístico o agua para el riego.

Fueron 176 los reportes que se recibieron en el transcurso de aquel día, hubo al menos 17 líneas de conducción de agua potable afectadas; 39 pozos; 50 tanques de almacenamiento; 27 plantas de tratamiento; ocho presas; 20 canales y nueve bordos, por mencionar algunas de las afectaciones que provocó en la infraestructura hidráulica este devastador fenómeno.

El sismo puso al descubierto la fragilidad de la infraestructura hidráulica que se tenía o se tiene al día de hoy en el estado de Morelos, en los últimos meses se han ido cambiando, por nuevas y mejores alternativas, hoy las reglas de construcción cuentan con márgenes de mayor seguridad ante la presencia de fenómenos de esta naturaleza.

Sin embargo, esta infraestructura sigue siendo de los principales rezagos en esta materia, en Morelos se estima que las redes de agua potable y alcantarillado tienen en promedio 40 años de antigüedad, lo que las hace sumamente vulnerables año con año, cada vez más frágiles, más dañadas.

Los tanques de almacenamiento también tienen en promedio 30 años de vida, lo cual, dado que se construyeron bajo normas de construcción distintas, también los hace vulnerables a la presencia de un fenómeno de tal magnitud. A partir de este evento, los tanques también tendrán que ser construidos con nuevas normas que les permitan un mayor rango de seguridad para la población.

Las plantas de tratamiento también sufrieron afectaciones, muchas filtraciones tuvieron que ser reparadas dado que los muros se cuartearon a consecuencia del mismo evento; en el caso de las presas, principalmente dos de las más grandes del estado sufrieron daño por deslizamiento de la parte superior de sus cortinas, es necesario retirar todo el material de la corona y volverlo a colocar, trabajo que no se ha realizado por parte de la autoridad correspondiente.

Por si esto fuera poco, los efectos del sismo se complicaron por la presencia de la siempre intensa temporada de lluvias durante el mes de septiembre, en aquella ocasión las fuertes precipitaciones provocaron el desbordamiento del bordo “El marranero” y de la barranca que atraviesa la zona urbana del municipio de Tepalcingo, Morelos, un recorrido simple por esta barranca nos demostró que a lo largo de los años se han construido decenas de casas encima de la barranca, mismas que han provocado obstrucciones, y ha puesto en enorme riesgo a la población que vive ahí…

¿Cómo proteger a alguien que se ha puesto en riesgo por sí mismo? Muchos son los retos que se tienen en torno al tema de la seguridad hídrica y muchos son los retos que se tienen hacia el futuro en el tema de la construcción de la infraestructura hidráulica.

Ojala nuestras próximas autoridades tomen cartas en el asunto, por el bien de Morelos #aguaparatodos


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