/ jueves 2 de diciembre de 2021

A tres años de un gobierno de izquierda

El primero de diciembre se cumplen tres años del inicio del gobierno López Obrador, un gobierno de izquierda que generó mucha expectativa para quienes votaron por un cambio, pero ¿se ha logrado con lo prometido en campaña?

Y el detalle radica en que Andrés Manuel López Obrador prometió mucho en campaña por lo que puso la vara muy alta: crecer al 6% del PIB como en los tiempos del Estado de Bienestar, pero lo que se ha visto hasta en estos tres años está muy distante de lo esperado; sin embargo, hay que considerar que no se tenía previsto en la ecuación de su proyecto el factor externo de la pandemia de la Covid-19, que vino no sólo a reconfigurar la política nacional sino la de todo el orbe, teniendo efectos no solo en el sector salud sino también en materia económica y social. Pero también hay que tener presente la situación deplorable en la que dejaron al país los gobiernos del PAN y del PRI, por lo que no es tan fácil solucionar problemáticas como la inseguridad y el desempleo.

Aunado a lo anterior, hay que resaltar que el mayor reto para el gobierno de AMLO es erradicar la corrupción imperante en el sistema político mexicano, que es el cáncer que ha permeado en las instituciones públicas y que ha puesto en jaque al Estado de Derecho, generando inestabilidad política al grado de que el Estado mexicano no garantice su principal tarea: la seguridad de sus gobernados. Y en este sentido, el accionar del gobierno de Andrés Manuel ha dado relevancia al tema, pero aún falta mucho camino por recorrer, pues no se puede combatir de manera profunda a la corrupción si no hay responsabilidad política y jurídica para personajes que vieron en la polis un escenario para hacer negocios, de tal forma que no debe haber impunidad bajo la lógica de “borrón y cuenta nueva”.

Ahora, otro punto importante a mencionar es la austeridad republicana, que ha ocasionado una serie de críticas, pero que era necesario romper con los gobiernos que derrochaban dinero público en lujos y banalidades cuando en México para 2018 había 52.4 millones de personas en condición de pobreza de acuerdo a datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL). Por ende, la reconfiguración en un gobierno austero es lo ideal, pero hemos visto que este tema que es parte del estilo personal de gobernar del ex jefe de gobierno de la Ciudad de México no ha sido completamente entendido por muchos sectores, y vaya que no es su culpa, pues muchos rubros y programas heredados por gobiernos anteriores han sido limitados en recursos para canalizarlos a los programas sociales de la 4T, generando malestar en muchos ciudadanos, pero que de acuerdo a Armando Bartra, ahora el paradigma es “primero los pobres” por lo que es prioridad disminuir los índices de pobreza en el país, siendo el momento que determinados sectores o grupos tengan que apretarse el cinturón pensando en un sentido colectivo dejando intereses de grupo, pero que es algo que muchos empresarios no pueden o no quieren entender (como Claudio X. González) pues se vieron muy beneficiados de las políticas neoliberales de los gobiernos panistas y priistas pero que debilitaron al Estado. Entonces, la austeridad república es una política necesaria pero que el gobierno federal no la ha sabido implementar en muchos casos.

En lo que se refiere a la macroeconomía, los efectos de la política de este gobierno siguen la misma inercia que con los gobiernos anteriores: los números son positivos, generando seguridad en el rubro teniendo como ejemplos una inversión extranjera importante, la negociación del T-MEC, y una estabilidad de nuestra moneda frente al dólar, vamos, no se ha devaluado el peso mexicano como lo pronosticaban los opositores al proyecto de Morena; sin embargo, con las variantes del coronavirus no hay que cantar victoria, por lo que se debe prestar mucha a tención a temas como la inflación a corto plazo y el aumento de combustibles.

Hablar de estos tres años de gobierno implica mucho más espacio, pero podemos decir que López Obrador se ha visto como un personaje obstinado y contradictorio pero con una gran habilidad política (algo de la que carecían los anteriores presidentes del año 2000 en adelante) ya que está desplegando políticas a largo plazo, viendo más allá de su sexenio, y para ello se necesita una concentración del poder, por lo que muchos lo han calificado de autoritario, sin embargo, en política hay que tener presente una de las máximas de Maquiavelo: conservar el poder político, pero que en este caso no nos referimos a un poder unipersonal sino de un proyecto de nación.


El primero de diciembre se cumplen tres años del inicio del gobierno López Obrador, un gobierno de izquierda que generó mucha expectativa para quienes votaron por un cambio, pero ¿se ha logrado con lo prometido en campaña?

Y el detalle radica en que Andrés Manuel López Obrador prometió mucho en campaña por lo que puso la vara muy alta: crecer al 6% del PIB como en los tiempos del Estado de Bienestar, pero lo que se ha visto hasta en estos tres años está muy distante de lo esperado; sin embargo, hay que considerar que no se tenía previsto en la ecuación de su proyecto el factor externo de la pandemia de la Covid-19, que vino no sólo a reconfigurar la política nacional sino la de todo el orbe, teniendo efectos no solo en el sector salud sino también en materia económica y social. Pero también hay que tener presente la situación deplorable en la que dejaron al país los gobiernos del PAN y del PRI, por lo que no es tan fácil solucionar problemáticas como la inseguridad y el desempleo.

Aunado a lo anterior, hay que resaltar que el mayor reto para el gobierno de AMLO es erradicar la corrupción imperante en el sistema político mexicano, que es el cáncer que ha permeado en las instituciones públicas y que ha puesto en jaque al Estado de Derecho, generando inestabilidad política al grado de que el Estado mexicano no garantice su principal tarea: la seguridad de sus gobernados. Y en este sentido, el accionar del gobierno de Andrés Manuel ha dado relevancia al tema, pero aún falta mucho camino por recorrer, pues no se puede combatir de manera profunda a la corrupción si no hay responsabilidad política y jurídica para personajes que vieron en la polis un escenario para hacer negocios, de tal forma que no debe haber impunidad bajo la lógica de “borrón y cuenta nueva”.

Ahora, otro punto importante a mencionar es la austeridad republicana, que ha ocasionado una serie de críticas, pero que era necesario romper con los gobiernos que derrochaban dinero público en lujos y banalidades cuando en México para 2018 había 52.4 millones de personas en condición de pobreza de acuerdo a datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL). Por ende, la reconfiguración en un gobierno austero es lo ideal, pero hemos visto que este tema que es parte del estilo personal de gobernar del ex jefe de gobierno de la Ciudad de México no ha sido completamente entendido por muchos sectores, y vaya que no es su culpa, pues muchos rubros y programas heredados por gobiernos anteriores han sido limitados en recursos para canalizarlos a los programas sociales de la 4T, generando malestar en muchos ciudadanos, pero que de acuerdo a Armando Bartra, ahora el paradigma es “primero los pobres” por lo que es prioridad disminuir los índices de pobreza en el país, siendo el momento que determinados sectores o grupos tengan que apretarse el cinturón pensando en un sentido colectivo dejando intereses de grupo, pero que es algo que muchos empresarios no pueden o no quieren entender (como Claudio X. González) pues se vieron muy beneficiados de las políticas neoliberales de los gobiernos panistas y priistas pero que debilitaron al Estado. Entonces, la austeridad república es una política necesaria pero que el gobierno federal no la ha sabido implementar en muchos casos.

En lo que se refiere a la macroeconomía, los efectos de la política de este gobierno siguen la misma inercia que con los gobiernos anteriores: los números son positivos, generando seguridad en el rubro teniendo como ejemplos una inversión extranjera importante, la negociación del T-MEC, y una estabilidad de nuestra moneda frente al dólar, vamos, no se ha devaluado el peso mexicano como lo pronosticaban los opositores al proyecto de Morena; sin embargo, con las variantes del coronavirus no hay que cantar victoria, por lo que se debe prestar mucha a tención a temas como la inflación a corto plazo y el aumento de combustibles.

Hablar de estos tres años de gobierno implica mucho más espacio, pero podemos decir que López Obrador se ha visto como un personaje obstinado y contradictorio pero con una gran habilidad política (algo de la que carecían los anteriores presidentes del año 2000 en adelante) ya que está desplegando políticas a largo plazo, viendo más allá de su sexenio, y para ello se necesita una concentración del poder, por lo que muchos lo han calificado de autoritario, sin embargo, en política hay que tener presente una de las máximas de Maquiavelo: conservar el poder político, pero que en este caso no nos referimos a un poder unipersonal sino de un proyecto de nación.