/ martes 29 de junio de 2021

50 años sin James Douglas Morrison, símbolo de la contracultura

Cancelen mi suscripción a la resurrección: 50 años sin James Douglas Morrison, símbolo de la contracultura

“La muerte nos vuelve ángeles,

nos pone alas donde teníamos hombros.

Ya no hay dinero ni vestido de lujo,

este reino parece ser el mejor

hasta que su mandíbula revela incesto

y ya no obedece la ley vegetal.

No me iré,

prefiero un festín de amigos

a una gran familia”.

James Douglas Morrison

James Douglas Morrison, amante de la poesía, y que es mejor conocido como Jim Morrison, cantante y emblema por excelencia de The Doors y del rock mundial, cumple el 3 de julio 50 años de muerto, y a pesar de este largo tiempo su obra literaria-musical y su pensamiento siguen vigentes.

Morrison es famoso por su alter ego, “El Rey Lagarto”, personaje que construyó al convertirse en estrella de rock en 1967 y que se consolidó en 1968 como el cantante más popular en los Estados Unidos de América, donde a través de la ficción del lagarto incitaba a lo desconocido; sin embargo, para 1969, dicha imagen de súper estrella y sex symbol terminó por aborrecerla, ya no quería ser más el “adonis” para las revistas de adolescentes, sino quería ahora ser reconocido como escritor, como poeta.

Un punto de inflexión sobre la imagen de Morrison fue el concierto del 1° de marzo de 1969 en Miami, donde ejecutó un discurso de liberación ante más de 10 mil espectadores pero que fue objeto de acusaciones como exhibicionismo, ebriedad y mal comportamiento público, que implicó una censura no sólo al cantante sino a la banda ocasionando cancelaciones de conciertos por toda la Unión Americana así como la prohibición de transmitir sus canciones en la radio.

Bajo este contexto de persecución por parte de la sociedad conservadora norteamericana fue que The Doors vino a la Ciudad de México a finales de junio de 1969 con la pretensión de dar un mega concierto en la majestuosa Plaza de Toros México con capacidad para 40 mil espectadores, pero la mala reputación del Rey Lagarto contribuyó a negar los permisos por parte del gobierno para un evento de tal magnitud. Ante tal panorama, los días 27, 28, 29 y 30 de junio The Doors se presentó en el Forum, un centro nocturno de élite en avenida Insurgentes con capacidad para mil personas.

Para muchos, Jim Morrison se dedicó a recitar poemas dejando con muchas expectativas a los fans mexicanos de ver al mítico Rey Lagarto en acción, pero para otros fueron de las mejores presentaciones de la banda; lo cierto es que para Los Doors su visita a México fue más que nada una válvula de escape ante la tensa situación que vivían en su país. Y en este sentido, la agrupación fue tratada como realeza, se les asignó dos limusinas, visitando varios puntos turísticos. Morrison fue a la Zona Arqueológica de Teotihuacan, donde hay fotos de su encuentro con Quetzalcóatl (la serpiente emplumada), una de las principales deidades de Mesoamérica. Cabe mencionar que Jim fue acompañado de Alfredito, el hijo del entonces presidente de México, Gustavo Díaz Ordaz. Se dice que el primer mandatario corrió a Morrison y compañía de Los Pinos, lugar donde efectuaban una fiesta ad hoc a la ocasión.

De regreso a los Estados Unidos, Jim Morrison había perdido gran interés por la música, ahora quería enfocarse más su carrera literaria, buscaba deshacer la imagen de The Lizard King, que para él era solo una ironía construida para los medios de comunicación. Solía decir Morrison que quien controla los medios controla la mente.

Para 1970, Morrison pasó de ser estrella de rock a convicto. Experimentó en carne propia la fuerza de los aparatos represivos del Estado: la policía y el sistema judicial norteamericano. Durante su juicio por el incidente del concierto de Miami, Morrison observó lo “injusto” del sistema, decía que gracias a que tenía dinero podía mantenerse fuera de la cárcel, por lo tanto, si estabas quebrado de dinero estabas sentenciado a cárcel muy rápido. Lo anterior se pudo constatar en virtud de que en octubre de 1970 Jim fue sentenciado a seis meses de cárcel y 500 dólares de multa, pero gracias a su situación económica tuvo los medios para apelar, por lo que no tuvo que pisar la prisión.

James Douglas Morrison se declaró inocente de las acusaciones, su argumento se sustentaba en la primera enmienda de la Constitución norteamericana: libertad de expresión. Morrison expuso que lo acontecido en Miami fue solo un acto de libertad ante el público, una actuación artística pública. Y es que si algo hay que destacar del pensamiento de James Douglas Morrison es su filosofía de libertad. Él cantaba “I was doing time in the universal mind, i was feeling fine. I was turning keys, i was setting people free, i was doing all right…In every place i see, i´m the freedom man. That´s how lucky I am” (“Estaba haciendo tiempo en la mente universal, me sentía bien. Estaba girando llaves, estaba liberando gente, estaba obrando bien… En cada lugar que veo, soy el hombre de la libertad. Así de afortunado soy”).

Morrison siempre estuvo en contra de cualquier acto o figura de autoritarismo, desde niño buscó ser un espíritu libre, quizás influenciado por la lectura de “En el camino” de Jack Kerouac, y también porque su padre, un almirante de la marina estadounidense, representó la figura de autoridad que siempre detestó y que no permitió echar raíces en un hogar, recordemos que Jim y su familia se mudaban constantemente de ciudad. Sin embargo, paradójicamente, a la muerte de Morrison, la fortuna que deriva de las regalías por sus canciones con The Doors pasaron a manos de dos figuras de autoridad, la de su padre, un almirante, y la del padre de su pareja sentimental Pamela Courson, que era un director de escuela.

Para abril de 1971, The Doors publica su último álbum con Morrison como vocalista, “L.A. Woman”, que representó la despedida de Jim de la ciudad que lo adoptó, Los Ángeles, para ahora concentrarse plenamente en su carrera como escritor en la ciudad que admiraba: París. Para ello, rento un departamento muy espacioso cerca de La Bastilla, donde a pesar de estar como incógnito y con la tranquilidad requerida, no pudo encontrar la inspiración para escribir aunque tenía muchos proyectos en mente: películas, óperas y obras de teatro.

Morrison llegó a escribir: “El futuro es incierto y el final se acerca”, y efectivamente fue así. La madrugada del sábado 3 de julio de 1971 James Douglas Morrison fue encontrado muerto en la bañera de su apartamento ubicado en rue Beautreillis, y de acuerdo a la versión oficial y al certificado de defunción, la causa fue un ataque al corazón; sin embargo, nunca se supo a bien qué fue lo que sucedió entre la noche del 2 de julio y la madrugada del 3 de julio, se dice que Morrison fue víctima de una sobredosis de heroína en un bar llamado Circus, pero también se dice que fue en su departamento donde consumió la heroína por error, ya que su pareja Pamela la consumía a escondidas de él. El caso es que James Douglas Morrison dejó de existir físicamente, siendo sepultado en uno de los cementerios más famosos de Francia, el Pére Lachaise, lugar apacible donde yacen los restos de figuras como Oscar Wilde, Moliere, Chopin, Balzac, María Callas, Auguste Comte, Eugène Delacroix, Gay-Lussac, Marcel Proust, Jean-Baptiste Say, por mencionar algunas.

En la placa de la tumba de nuestro personaje objeto de este artículo se lee: “James Douglas Morrison (1943-1971)”, así como el epitafio en griego “"El espíritu divino está conmigo". Y actualmente es uno de los lugares más visitados en la Ciudad de la Luz, lástima que por la pandemia no pudimos acudir en el 50 aniversario luctuoso a la morada del cineasta, compositor, escritor y poeta americano.

James Douglas Morrison, poeta, como quería que se le reconociera al final de sus días, escribió “Break on through to the other side” haciendo alusión a que debemos romper las barreras para ir más allá, pues él y los Doors serían el medio para ir a lo desconocido. Así que, ¡rompamos el status quo!

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“La muerte nos vuelve ángeles,

nos pone alas donde teníamos hombros.

Ya no hay dinero ni vestido de lujo,

este reino parece ser el mejor

hasta que su mandíbula revela incesto

y ya no obedece la ley vegetal.

No me iré,

prefiero un festín de amigos

a una gran familia”.

James Douglas Morrison

James Douglas Morrison, amante de la poesía, y que es mejor conocido como Jim Morrison, cantante y emblema por excelencia de The Doors y del rock mundial, cumple el 3 de julio 50 años de muerto, y a pesar de este largo tiempo su obra literaria-musical y su pensamiento siguen vigentes.

Morrison es famoso por su alter ego, “El Rey Lagarto”, personaje que construyó al convertirse en estrella de rock en 1967 y que se consolidó en 1968 como el cantante más popular en los Estados Unidos de América, donde a través de la ficción del lagarto incitaba a lo desconocido; sin embargo, para 1969, dicha imagen de súper estrella y sex symbol terminó por aborrecerla, ya no quería ser más el “adonis” para las revistas de adolescentes, sino quería ahora ser reconocido como escritor, como poeta.

Un punto de inflexión sobre la imagen de Morrison fue el concierto del 1° de marzo de 1969 en Miami, donde ejecutó un discurso de liberación ante más de 10 mil espectadores pero que fue objeto de acusaciones como exhibicionismo, ebriedad y mal comportamiento público, que implicó una censura no sólo al cantante sino a la banda ocasionando cancelaciones de conciertos por toda la Unión Americana así como la prohibición de transmitir sus canciones en la radio.

Bajo este contexto de persecución por parte de la sociedad conservadora norteamericana fue que The Doors vino a la Ciudad de México a finales de junio de 1969 con la pretensión de dar un mega concierto en la majestuosa Plaza de Toros México con capacidad para 40 mil espectadores, pero la mala reputación del Rey Lagarto contribuyó a negar los permisos por parte del gobierno para un evento de tal magnitud. Ante tal panorama, los días 27, 28, 29 y 30 de junio The Doors se presentó en el Forum, un centro nocturno de élite en avenida Insurgentes con capacidad para mil personas.

Para muchos, Jim Morrison se dedicó a recitar poemas dejando con muchas expectativas a los fans mexicanos de ver al mítico Rey Lagarto en acción, pero para otros fueron de las mejores presentaciones de la banda; lo cierto es que para Los Doors su visita a México fue más que nada una válvula de escape ante la tensa situación que vivían en su país. Y en este sentido, la agrupación fue tratada como realeza, se les asignó dos limusinas, visitando varios puntos turísticos. Morrison fue a la Zona Arqueológica de Teotihuacan, donde hay fotos de su encuentro con Quetzalcóatl (la serpiente emplumada), una de las principales deidades de Mesoamérica. Cabe mencionar que Jim fue acompañado de Alfredito, el hijo del entonces presidente de México, Gustavo Díaz Ordaz. Se dice que el primer mandatario corrió a Morrison y compañía de Los Pinos, lugar donde efectuaban una fiesta ad hoc a la ocasión.

De regreso a los Estados Unidos, Jim Morrison había perdido gran interés por la música, ahora quería enfocarse más su carrera literaria, buscaba deshacer la imagen de The Lizard King, que para él era solo una ironía construida para los medios de comunicación. Solía decir Morrison que quien controla los medios controla la mente.

Para 1970, Morrison pasó de ser estrella de rock a convicto. Experimentó en carne propia la fuerza de los aparatos represivos del Estado: la policía y el sistema judicial norteamericano. Durante su juicio por el incidente del concierto de Miami, Morrison observó lo “injusto” del sistema, decía que gracias a que tenía dinero podía mantenerse fuera de la cárcel, por lo tanto, si estabas quebrado de dinero estabas sentenciado a cárcel muy rápido. Lo anterior se pudo constatar en virtud de que en octubre de 1970 Jim fue sentenciado a seis meses de cárcel y 500 dólares de multa, pero gracias a su situación económica tuvo los medios para apelar, por lo que no tuvo que pisar la prisión.

James Douglas Morrison se declaró inocente de las acusaciones, su argumento se sustentaba en la primera enmienda de la Constitución norteamericana: libertad de expresión. Morrison expuso que lo acontecido en Miami fue solo un acto de libertad ante el público, una actuación artística pública. Y es que si algo hay que destacar del pensamiento de James Douglas Morrison es su filosofía de libertad. Él cantaba “I was doing time in the universal mind, i was feeling fine. I was turning keys, i was setting people free, i was doing all right…In every place i see, i´m the freedom man. That´s how lucky I am” (“Estaba haciendo tiempo en la mente universal, me sentía bien. Estaba girando llaves, estaba liberando gente, estaba obrando bien… En cada lugar que veo, soy el hombre de la libertad. Así de afortunado soy”).

Morrison siempre estuvo en contra de cualquier acto o figura de autoritarismo, desde niño buscó ser un espíritu libre, quizás influenciado por la lectura de “En el camino” de Jack Kerouac, y también porque su padre, un almirante de la marina estadounidense, representó la figura de autoridad que siempre detestó y que no permitió echar raíces en un hogar, recordemos que Jim y su familia se mudaban constantemente de ciudad. Sin embargo, paradójicamente, a la muerte de Morrison, la fortuna que deriva de las regalías por sus canciones con The Doors pasaron a manos de dos figuras de autoridad, la de su padre, un almirante, y la del padre de su pareja sentimental Pamela Courson, que era un director de escuela.

Para abril de 1971, The Doors publica su último álbum con Morrison como vocalista, “L.A. Woman”, que representó la despedida de Jim de la ciudad que lo adoptó, Los Ángeles, para ahora concentrarse plenamente en su carrera como escritor en la ciudad que admiraba: París. Para ello, rento un departamento muy espacioso cerca de La Bastilla, donde a pesar de estar como incógnito y con la tranquilidad requerida, no pudo encontrar la inspiración para escribir aunque tenía muchos proyectos en mente: películas, óperas y obras de teatro.

Morrison llegó a escribir: “El futuro es incierto y el final se acerca”, y efectivamente fue así. La madrugada del sábado 3 de julio de 1971 James Douglas Morrison fue encontrado muerto en la bañera de su apartamento ubicado en rue Beautreillis, y de acuerdo a la versión oficial y al certificado de defunción, la causa fue un ataque al corazón; sin embargo, nunca se supo a bien qué fue lo que sucedió entre la noche del 2 de julio y la madrugada del 3 de julio, se dice que Morrison fue víctima de una sobredosis de heroína en un bar llamado Circus, pero también se dice que fue en su departamento donde consumió la heroína por error, ya que su pareja Pamela la consumía a escondidas de él. El caso es que James Douglas Morrison dejó de existir físicamente, siendo sepultado en uno de los cementerios más famosos de Francia, el Pére Lachaise, lugar apacible donde yacen los restos de figuras como Oscar Wilde, Moliere, Chopin, Balzac, María Callas, Auguste Comte, Eugène Delacroix, Gay-Lussac, Marcel Proust, Jean-Baptiste Say, por mencionar algunas.

En la placa de la tumba de nuestro personaje objeto de este artículo se lee: “James Douglas Morrison (1943-1971)”, así como el epitafio en griego “"El espíritu divino está conmigo". Y actualmente es uno de los lugares más visitados en la Ciudad de la Luz, lástima que por la pandemia no pudimos acudir en el 50 aniversario luctuoso a la morada del cineasta, compositor, escritor y poeta americano.

James Douglas Morrison, poeta, como quería que se le reconociera al final de sus días, escribió “Break on through to the other side” haciendo alusión a que debemos romper las barreras para ir más allá, pues él y los Doors serían el medio para ir a lo desconocido. Así que, ¡rompamos el status quo!