Quedan 22 de las 35 organizaciones que manifestaron su intención de obtener registros locales como partidos políticos en Morelos. Siguen siendo muchísimas considerando que la cantidad duplica el espectro de partidos políticos registrados en Morelos y que supondrían representar toda la línea ideológica entre derechas e izquierdas más o menos fielmente. Pero ya habíamos escrito hace semanas en este espacio que el problema con los partidos políticos registrados era justamente la crisis de representatividad, es decir, la nula identificación de los partidos, sus conductas y sus plataformas (por lo menos las promovidas en público) con aquello que los ciudadanos desean de la clase política.
Igual podríamos decir que los pésimos resultados de ocho de los once partidos registrados en Morelos, incapaces de ganar un solo distrito electoral, llevan a quienes desean participar en política como alternativas a la coalición Juntos Haremos Historia, del extraño y aparentemente sólo temporal híbrido Morena-PT-PES, deban buscar alternativas que, por la vía independiente lucen francamente difíciles. Algunas de las organizaciones que buscan registro hoy como partidos provienen justamente de los intentos de candidaturas independientes que se consideran exitosos aunque no hayan obtenido triunfos electorales.
En efecto, la colección de requisitos para lograr una candidatura independiente y las limitaciones que por ley tienen quienes participan por esa vía, por ejemplo al acceso de recursos públicos para financiar sus campañas, ha hecho que algunos partidarios de las candidaturas ciudadanas totales, hayan virado hacia la vía partidista. El problema que podrían presentar esas alternativas es la escasa institucionalidad y la influencia hiperlocal de sus cuadros.
Por otra parte, habíamos apuntado la presencia de tránsfugas de otros partidos políticos en donde las puertas se cerraron para sus militantes a la luz de los malos resultados obtenidos durante los últimos años, fenómeno que ocurre lo mismo en el PRI local que en el PAN, y ahora hasta en el PRD que no se fue a Morena. En muchas ocasiones, hay que decirlo, esos tránsfugas perdieron oportunidades por apostar a una excesiva cercanía con el poder (ocurrió con quienes salieron de otros partidos para apoyar a Graco Ramírez) que los fue debilitando en sus posiciones hasta que ese poder se diluyó totalmente dejándolos en absoluta orfandad política.
La pregunta es si en Morelos hacen falta 33 partidos políticos (los once registrados más los 22 que buscan ser validados), y la respuesta, en todo caso, la tienen los ciudadanos que deberán acudir a las asambleas constitutivas con las que los partidos validarían el respaldo social a sus proyectos. Si hay el respaldo ciudadano los partidos tendrán la validación jurídica porque así lo establece una ley que, en su diseño no contempló el futuro que se avecinaba, la crisis terrible de representatividad de los partidos, y privilegió la ampliación de los derechos políticos de los ciudadanos. Ahora Morelos tendrá que decidir cuántas organizaciones de las 22 postulantes podrán sentarse en la mesa de partidos políticos locales y probablemente el órgano electoral local tendrá que ampliar sus oficinas y extender su mobiliario porque en las condiciones actuales apenas cabían. Igual convendría pensar en boletas tamaño tabloide considerando la posibilidad de registro de nuevos partidos, y la participación de candidatos independientes para el 2021, año de una nueva aduana electoral para Morelos. Por cierto, hasta ahora no hay mayores indicaciones de otra reforma electoral ¿habrá?