/ lunes 11 de octubre de 2021

2 de octubre no se olvida

Hace 53 años en la Ciudad de México, se vivió uno de los episodios más trágicos y desgarradores la historia moderna de nuestro país.

Luego de las grandes movilizaciones estudiantiles —que buscaban enfrentar las injusticias que existían en el régimen priísta coercitivo, que hacía un amplio uso de la fuerza para reprimir a sus habitantes—fueron enfrentadas con violencia y, finalmente, en la Plaza de las Tres Culturas, grupos paramilitares masacraron a las y los estudiantes.

En ese entonces, las protestas no se redujeron al estudiantado, sino que se extendieron a un amplio sector de la población que decidió apoyarlas. Las principales demandas incluidas en el pliego petitorio eran la liberación de presos políticos y la eliminación del autoritarismo del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz.

En la actualidad, no olvidamos las atrocidades cometidas aquel 2 de octubre de 1968, ni las injusticias cometidas por el gobierno que dieron como resultado el levantamiento social. Reconocemos la valentía y el heroísmo de las y los estudiantes y ciudadanos que alzaron la voz exigiendo justicia. El pueblo de México tiene memoria.

Ahora bien, podemos decir con orgullo que ese escenario autoritario ha quedado en el pasado. La represión social y el falso sentimiento de control que brindaba el autoritarismo han quedado en el pasado. Ahora, el convencimiento y la formación cívica son los estabilizadores de nuestra sociedad, y el bienestar de la nación es nuestra motivación común. La idea es que la fuerza no sustituya a la razón, sino que a través de la razón volvamos obsoleto el uso de la fuerza.

Por otro lado, no hay que perder de vista el papel que cumplieron y —en la actualidad, cumplen— las y los jóvenes mexicanos. La juventud de México ha sido siempre un catalizador del cambio, así como protagonista de nuevas ideas y soluciones a problemas.

En ese sentido, no debemos perder de vista la importancia de que la juventud se pueda desarrollar de manera óptima para convertirse en los nuevos y mejores perfiles de mañana. Serán ellos quienes tomen las riendas a partir del relevo generacional, que es natural y necesario para que México siga transitando con pasos firmes hacia el futuro.

Por ello, es la responsabilidad de quienes hoy nos encontramos dentro de la función pública el establecer bases y condiciones para su correcto desarrollo. Una inversión en la juventud es una inversión directa para un futuro mejor. Desde mi espacio, ya presenté una iniciativa que crea la primera Ley General de las Juventudes, y seguiré impulsando proyectos y legislaciones que atiendan las necesidades de nuestra juventud.


Lucy Meza, senadora por Morelos

Redes sociales: @LuciaMezaGzm


Hace 53 años en la Ciudad de México, se vivió uno de los episodios más trágicos y desgarradores la historia moderna de nuestro país.

Luego de las grandes movilizaciones estudiantiles —que buscaban enfrentar las injusticias que existían en el régimen priísta coercitivo, que hacía un amplio uso de la fuerza para reprimir a sus habitantes—fueron enfrentadas con violencia y, finalmente, en la Plaza de las Tres Culturas, grupos paramilitares masacraron a las y los estudiantes.

En ese entonces, las protestas no se redujeron al estudiantado, sino que se extendieron a un amplio sector de la población que decidió apoyarlas. Las principales demandas incluidas en el pliego petitorio eran la liberación de presos políticos y la eliminación del autoritarismo del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz.

En la actualidad, no olvidamos las atrocidades cometidas aquel 2 de octubre de 1968, ni las injusticias cometidas por el gobierno que dieron como resultado el levantamiento social. Reconocemos la valentía y el heroísmo de las y los estudiantes y ciudadanos que alzaron la voz exigiendo justicia. El pueblo de México tiene memoria.

Ahora bien, podemos decir con orgullo que ese escenario autoritario ha quedado en el pasado. La represión social y el falso sentimiento de control que brindaba el autoritarismo han quedado en el pasado. Ahora, el convencimiento y la formación cívica son los estabilizadores de nuestra sociedad, y el bienestar de la nación es nuestra motivación común. La idea es que la fuerza no sustituya a la razón, sino que a través de la razón volvamos obsoleto el uso de la fuerza.

Por otro lado, no hay que perder de vista el papel que cumplieron y —en la actualidad, cumplen— las y los jóvenes mexicanos. La juventud de México ha sido siempre un catalizador del cambio, así como protagonista de nuevas ideas y soluciones a problemas.

En ese sentido, no debemos perder de vista la importancia de que la juventud se pueda desarrollar de manera óptima para convertirse en los nuevos y mejores perfiles de mañana. Serán ellos quienes tomen las riendas a partir del relevo generacional, que es natural y necesario para que México siga transitando con pasos firmes hacia el futuro.

Por ello, es la responsabilidad de quienes hoy nos encontramos dentro de la función pública el establecer bases y condiciones para su correcto desarrollo. Una inversión en la juventud es una inversión directa para un futuro mejor. Desde mi espacio, ya presenté una iniciativa que crea la primera Ley General de las Juventudes, y seguiré impulsando proyectos y legislaciones que atiendan las necesidades de nuestra juventud.


Lucy Meza, senadora por Morelos

Redes sociales: @LuciaMezaGzm